Las mascotas son fundamentales para que el niño aprenda cualidades como el amor, el cariño, la empatía o el respeto. Crecer con un animal logrará que el niño sea un adulto con mejores valores y capaz de respetar y entender a los seres vivos que le rodean.
Las mascotas son lo más puro, fiel y agradable que puede haber. A parte de ser animales de compañía, también son un miembro más de muchas familias que acompañan en los momentos más difíciles del día. Algunas mascotas han sido la salvación de muchas personas con ansiedad o depresión, ayudan a relajarte y con su amor mejorarán tu estado de ánimo.
Los niños también se pueden beneficiar de las mascotas y aprender muchas cualidades como la empatía, el respeto o la responsabilidad.
Desde muy pequeños, los niños pueden tener mascotas en casa e ir aprendiendo conforme van creciendo a cuidarles dándoles de comer, acariciándolos, peinándolos y respetando su espacio. Los animales a cambio les entregarán todo su amor y estarán ahí cuando más los necesiten.
Por un lado, el respeto por los animales es una cualidad que pocos conocen y de la cual hay que aprender más. Al tener una mascota, el niño entenderá lo que significa la vida de otro ser vivo y la importancia que tienen en la biodiversidad del planeta. Respetar la libertad, el espacio y el cariño de la mascota hará que el niño forje unos lazos que le servirán para comprender a las demás especies. Por otro lado, la empatía hará que el niño se ponga en el lugar de cualquier animal y comprenda la situación en la que se encuentra, esto ayudará a que el niño entienda el cambio climático y la rapidez con la que se pierden especies cada día. La empatía es fundamental para que el niño comprenda cómo se siente su mascota y la respete.
Las mascotas también enseñan el valor de la vida y de la pérdida, las enfermedades y el luto. Por desgracia, los animales no duran toda la vida como nos gustaría a muchos y dependiendo de la especie fallecen con pocos años de vida. Los sentimientos de tristeza o pérdida son difíciles de comprender para un niño, incluso lo son para los adultos. En esta etapa aprenderán a despedirse, a ser felices por cada momento que han pasado juntos y comprenderán que la muerte es la etapa final de la vida por la que todos en algún momento tenemos que pasar. Esta parte, la más triste de la vida de nuestra mascota, es fundamental para que el niño aprenda a sobrellevar las emociones y a valorar cada momento como si fuera el último.
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